|
|
|
![]() |
18. Dijo asimismo el Señor
Dios: No es bueno que el hombre esté solo: hagámosle ayuda
y compañía semejante a él.
19. Formado, pues, que hubo de la tierra el Señor Dios todos los animales terrestres, y todas las aves del cielo, los trajo a Adán, para que viese cómo los había de llamar: y en efecto todos los nombres puestos por Adán a los animales vivientes, ésos son sus nombres propios. 20. Llamó, pues, Adán por sus propios nombres a todos los animales, a todas las aves del cielo, y a todas las bestias de la tierra; mas no se hallaba para Adán ayuda o compañero a él semejante. (Génesis 2,18-20)
|