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La teoría
de la evolución plantea que toda la vida en la tierra se
generó a través de un proceso natural que se inició
hace miles de millones de años atrás. Por ejemplo:
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¿Cómo
surgió la vida en la Tierra? La Tierra se formó
hace unos 4.000 a 5.000 millones de años. Existen fósiles
de criaturas microscópicas del tipo de las bacterias que prueban
que surgió la vida hace unos 3.000 millones de años. En algún
momento entre estas dos fechas (la evidencia molecular supone que hace
cerca de 4.000 millones de años) debió tener lugar
el increíble suceso del origen de la vida. Nadie sabe qué
ocurrió, aunque los teóricos coinciden en que la clave fue
la aparición espontánea de seres que se autorreplicaban,
es decir, algo equivalente a los 'genes' en sentido general. Existe menos
acuerdo sobre cómo llegó a producirse.
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La atmósfera
terrestre. Es probable que al principio la atmósfera de
la Tierra contuviera metano, amoniaco, dióxido de carbono y otros
gases que abundan aún en otros planetas del sistema solar. Los químicos
han reconstruido en los laboratorios estas condiciones primitivas a nivel
experimental. Si se mezclan los gases adecuados con agua en un matraz,
y se añade energía mediante una descarga eléctrica
(simulando la iluminación primitiva), se sintetizan de forma espontánea
sustancias orgánicas. Entre éstas se cuentan, en una proporción
significativa, aminoácidos (unidades que construyen las proteínas,
incluyendo todas las enzimas importantes que controlan los procesos químicos
de la vida), purinas y pirimidinas (unidades que forman el ARN y ADN).
Parece probable que al principio de la existencia de la tierra sucediera
algo similar. Por consiguiente, el mar podría haber sido un 'caldo'
de compuestos orgánicos prebiológicos.
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El ADN.
Como es natural, el hecho de que las moléculas orgánicas
aparecieran en este caldo primitivo, no es suficiente. Como hemos mencionado
antes, el paso más importante fue la aparición de moléculas
que se autorreplicaban, capaces de producir copias de sí mismas.
Hoy, la molécula más conocida que se autorreplica es el ácido
desoxirribonucleico (ADN). La creencia de que el propio ADN no
podría haber estado presente en el origen de la vida está
muy extendida, ya que su replicación depende demasiado de estructuras
muy especializadas que no pudieron existir antes del inicio de la propia
evolución. El ADN ha sido descrito como una molécula de 'alta
tecnología' que apareció con toda probabilidad algún
tiempo después del origen de la vida. Tal vez la molécula
con la que está emparentada, el ácido ribonucleico (ARN),
que aún desempeña varias funciones vitales en las células
vivas, fue la molécula autorreplicativa original. O tal vez ésta
fue un tipo de molécula diferente. Una vez que las moléculas
autorreplicativas se habían formado por casualidad, pudo haberse
iniciado algo parecido a la selección natural darwiniana: las variaciones
presentes en las poblaciones podrían tener su origen en errores
aleatorios en el copiado. Las variantes con una replicación especialmente
buena habrían predominado automáticamente en el caldo primitivo,
mientras que aquellas que no se replicaron, o que lo hicieron de forma
errónea, estarían en una proporción relativamente
menos numerosa. Una forma de selección natural molecular condujo
a una eficacia mayor entre las moléculas que se replicaban.
Este esquema evolutivo de la vida hay que analizarlo
de abajo hacia arriba
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Los genes.
Al tiempo que la competitividad entre las moléculas que se replicaban
aumentó, el éxito debió alcanzar a aquellas que conseguían
desarrollar una habilidad o mecanismo especial para su autoconservación
y replicación rápida. Estos mecanismos fueron construidos
probablemente mediante la manipulación de otras moléculas,
tal vez proteínas. Otros mecanismos manipulados fueron aquellas
estructuras previas a las membranas que proporcionaron espacios circunscritos
donde incluir las reacciones químicas. Pudo haber sido poco después
de este estadio cuando las criaturas simples del tipo de las bacterias
dieron lugar a los primeros fósiles hace más de 3.000 millones
de años. El resto de la evolución puede ser considerada como
una continuación de la selección natural de las moléculas
replicativas, ahora denominadas genes, debida a su capacidad para construir
por sí mismas estructuras eficaces (cuerpos celulares y multicelulares)
para su propia supervivencia y reproducción. Tres mil millones de
años es un periodo de tiempo largo, y parece que ha sido lo suficientemente
prolongado como para haber dado origen a estructuras tan increíblemente
complejas como el cuerpo de los vertebrados y de los insectos. Con frecuencia,
se hace referencia a los genes como al medio que emplean los cuerpos para
reproducirse. Esto es a primera vista innegable, aunque es más cierto
el hecho de que los cuerpos son el medio que utilizan los genes para reproducirse.
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Organismos
complejos. Los fósiles no se depositaron más que
en una pequeña proporción hasta la era del cámbrico,
hace casi 600 millones de años. Por aquel entonces, la mayoría
de los principales filos de animales (los grupos mayores en los que se
clasifica el reino Animal) habían aparecido. Como es obvio, las
criaturas con partes esqueléticas duras, incluyendo los dientes,
tienen más probabilidades de fosilizarse y por tanto predominan
en el registro de fósiles. Un gran número de los primeros
vertebrados aparecieron en yacimientos de hace más de 300 millones
de años: criaturas pisciformes, completamente cubiertas por un armazón
duro, tal vez adaptadas para escapar de los Euryptéridos, que eran
depredadores submarinos gigantes del tipo de los escorpiones que abundaban
en los mares en aquellos tiempos. Dentro de los vertebrados, la Tierra
fue colonizada en primer lugar, hace aproximadamente 250 millones de años,
por peces con aletas lobuladas y pulmones, después por anfibios
y por varios tipos de animales más perfeccionados que denominamos
reptiles. Los mamíferos y, más tarde, las aves surgieron
de dos ramas diferentes de reptiles. La rápida divergencia de los
mamíferos en la rica variedad de tipos que existen hoy en día,
desde las zarigüeyas a los elefantes, de los osos hormigueros a los
monos, parece que ha sido originada por el vacío dejado por la extinción
catastrófica de los dinosaurios hace 65 millones de años.
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El reino animal.
Aunque, como es natural, nos detenemos más en la evolución
de nuestra propia clase (los vertebrados, los mamíferos y
los primates) estos constituyen sólo una pequeña rama
del gran árbol de la vida. Se reconocen algunas docenas de filos
de animales, y los vertebrados constituyen sólo un subfilo dentro
de uno de ellos. Además del reino Animal, otras agrupaciones
evolucionadas que se admiten de forma convencional como reinos son las
plantas (reino Vegetal), los hongos (reino Fungi)
y los protistas unicelulares (reino Protista), que se reúnen
todos dentro de un grupo principal único, Eucariotas. Las criaturas
que no son eucariotas se denominan procariotas (reino Monera o Procariotas),
en las que se incluyen varios tipos de bacterias (el estado de virus como
ser vivo es materia de debate: muchos de ellos son, con toda probabilidad,
fragmentos 'evadidos' de material genético, parásitos desde
hace relativamente poco tiempo). Hoy en día, la mayoría acepta
que las células eucarióticas se originaron como una unión
simbiótica de varias células procarióticas. Dentro
de las células eucarióticas existen orgánulos, como
las mitocondrias y los cloroplastos, que contienen su propio ADN y que
son casi con certeza los descendientes lineales de procariotas ancestrales.
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