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La fe en la resurrección ha sido discutida desde los tiempos de los Apóstoles hasta nuestros días. La certeza que la Iglesia tiene es una certeza de fe, basada en las Sagradas Escrituras y en la Tradición de la Iglesia. Hay una constante en los relatos bíblicos sobre la resurrección: el sepulcro vacío y las apariciones no son de tal naturaleza que excluyan la duda. Al final de su Evangelio, Mateo deja caer esta frase: "Algunos, sin embargo, dudaron" (Mateo 28,17). De todos modos, la respuesta que se dé a la resurrección de Jesús se refiere a la razón de ser del cristianismo. En efecto, si la resurrección de Jesús no sucedió en verdad, entonces somos "falsos testigos de Dios", "vana es nuestra fe" y "somos los más miserables de todos los hombres" (1 Corintios 15,14-19). Porque en vez de sumarnos al grupo de los que dicen "comamos y bebamos, que mañana moriremos" (1 Corintios 15,32), nos evadimos de la realidad con un mito de supervivencia y resurrección y engañamos a los demás con tales ideas. |
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"Y entrando en el sepulcro se hallaron con un joven sentado al lado derecho, vestido de un blanco ropaje, y se quedaron pasmadas. Pero él les dijo: No tenéis que asustaros; vosotros venís a buscar a Jesús Nazareno, que fue crucificado; ya resucitó, no está aquí: Mirad el lugar donde le pusieron. Pero id, y decid a sus discípulos, y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea, donde le veréis, según que os tiene dicho". "Ellas, saliendo del sepulcro, echaron a huir, como sobrecogidas que estaban de pavor y espanto, y a nadie dijeron nada, tal era su pasmo. Jesús habiendo resucitado de mañana, el domingo o primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la cual había lanzado siete demonios. Y Magdalena fue luego a dar las nuevas a los que habían andado con él, que no cesaban de gemir y llorar. Los cuales al oírle decir que vivía, y que ella le había visto, no le creyeron". "Después de estos se apareció bajo otro aspecto a dos de ellos, que iban de camino a una casa de campo. Los que vinieron luego, trajeron a los demás la nueva; pero tampoco los creyeron. En fin, apareció a los once cuando estaban a la mesa; y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón; porque no habían creído a los que le habían visto resucitado". "Por último, les dijo: Id por todo el mundo; predicad el mensaje de salvación a todas las criaturas; el que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado. A los que creyeren, acompañarán estos milagros: En mi nombre lanzarán los demonios, hablarán nuevas lenguas, manosearán las serpientes; y si algún licor venenoso bebieren, no les hará daño; pondrán las manos sobre los enfermos, y quedarán éstos curados". "Así el Señor Jesús, después de haberles hablado varias veces, fue elevado al cielo, y está sentado a la diestra de Dios. Y sus discípulos fueron, y predicaron en todas partes, cooperando el Señor, y confirmando su doctrina con los milagros que la acompañaban". (Marcos 16,1-20)
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